Claudio Scalise recuerda su festejo imposible de imitar

Claudio Scalise

El 15 de junio de 1986 mientras estaba dando la vuelta olímpica con Boca en cancha de Newell’s se saca la camiseta Xeneize para exhibir la de Rosario Central que tenía debajo.

-¿Cómo planeaste ese festejo en cancha de Newell’s? ¿La camiseta de Central siempre la tenías debajo de la de Boca?
-La camiseta la tenía siempre en el vestuario y dónde vivía. Cuando vengo a jugar contra Newell’s me la olvido, pero como parábamos en el hotel República me la trajeron. Pedí una a un amigo y me la trajo.

-Si hacías un gol seguramente te la ibas a sacar…

-No, no. Fue para la vuelta olímpica. Además, yo siempre lo digo, tenía la camiseta en el bolso, no jugué con la camiseta de Central. Nosotros teníamos que remontar un 2-0, del Tata Martino que había hecho goles de tiro libre y resulta que cuando venimos ese domingo que era 15 de junio que se celebraba el día del padre, jugamos a las de la mañana, para que después todos fueran a festejar con sus padres. Era impresionante la gente que había, ellos ya se sentían campeones. Para colmo a los 15 minutos meten un gol, cacho Sialle, (0-3 en el global), y ahí empezó la remontada, 1-1, 1-2, en el segundo tiempo 1-3, 1-4 y faltando 5 minutos Zanabria me dice, ‘vamos hacer el cambio’ y puso a un volante, Ivar Stafuza. Yo me voy corriendo a buscar la camiseta al vestuario. Me pongo la de Central y después la de Boca. La de Central era más larga que la de Boca. Salgo a la cancha y el árbitro pita el final del partido. ‘Para qué’, yo cuando salgo veo a mi espalda un alambrado que daba a la salida del club y los tipos me miraban que yo tenía la camiseta y ahí empezaron a golpear el alambrado… ‘Uhhh’ y uno me dice, ‘se te ve la camiseta abajo’. Cuando yo estoy dando la vuelta se ve. Ahí me dicen los muchachos, ‘sacatela’. No me la saco cuando pasamos por la hinchada de Boca y menos en la hinchada de Newell’s, pero sí cuando llegamos a la platea. Y ahí todos los periodistas que estaban cubriendo la vuelta olímpica se vienen a mí.
Lo más importante del partido fue que salimos campeones y que ellos fueron aplastados futbolísticamente, los pasamos por encima. Y todas las complicaciones que ellos tuvieron: Martino agarra con la mano una pelota teniendo amarilla ya, se hace expulsar muy tontamente; igual que Pautasso y la gente también contra Scoponi que le hicimos los goles muy raros. Entonces todos los hinchas estaban enfervorizados contra ellos y después, al verme a mí con la camiseta y la vuelta olímpica fue un shock que les hizo que tardaron en reaccionar. Recién cuando me voy al vestuario comenzaron. Estuvimos como tres horas para salir del vestuario.

Scalise gol a boca

-Hoy sería un festejo imposible de repetir.

-No, hoy voy directamente esposado a la comisaría. Esta la ley de los espectáculos deportivos o también cualquiera puede actuar de oficio enseguida. Entonces en dos segundos te llevan detenido. Te suspenden el estadio por tirar unos muñequitos, te imaginás un protagonista que realice eso, sería terrible.

-Se transformó el folclore.

-El folclore hoy se mezcla con violencia. Porque eso era folclore, se cargaban, muchas cosas han pasado en los clásicos.

-La respuesta que recibiste por parte de la gente de Boca, ¿te dijeron algo?

-No, porque casualmente vinieron todos porque estaban en México ’86, toda la banda de Boca. Mirá como sería el negocio de ellos, porque tranquilamente con todo el dinero de ese viaje de México a Argentina y de acá para allá lo hubieran utilizado para otras cosas. A nosotros nos habían sacado a Olarticoechea y a Tapia que estaban en la Selección.

«El folclore hoy se mezcla con violencia. Porque eso era folclore, se cargaban, muchas cosas han pasado en los clásicos».

-¿Con quién habías ido esos seis meses a Boca?

-Solo. Yo por un pedido del Escribano Vesco, porque las relaciones no estaban bien con Boca. El jugador de Central ya no iba a Boca ni el de Boca podía venir a Central por un tema más lejano, por una final de 1970 que le robaron a Central prácticamente. Lo iba ganado y la gente se metió en la cancha, a los jugadores se les hacía imposible jugar ese partido que terminaron perdiendo 2-1. Tuve que hacer eso para establecer una nueva relación. Fue un paso que di más para la institución que para mí. También me había venido a buscar el Bambino Veira, sino yo hubiera salido campeón, pero no de una Liguilla, sino campeón del mundo con River que ganó todo. Y lo hice por eso, más por la institución que por mí. Después de mi pase a Boca empezaron a ir más jugadores de Central: el Chelo Delgado ‘grande’, el Kily González, Abbondanzieri y muchos más.

-¿Y entonces cómo recordás la final de Copa Argentina del 2015?

-Igual, fue un quiebre parecido a lo de aquella primera final. Mirá lo que ha costado. Yo no creo que vaya a venir un jugador de Boca ni uno de Central a Boca. Va hacer muy difícil entablar otra vez una relación.

-¿Esa Liguilla se toma cómo un campeonato?

-Sí, se estaba restructurando el fútbol argentino. Con Central ascendimos en noviembre del ’85, y teníamos que estar hasta junio del ’86 sin jugar. Eran muchos meses. Vesco nos reunió y nos dijo que no nos podía pagar porque no había plata y quería que cada uno fuese a préstamo seis meses. A su vez íbamos a perder competencia. Pero lo principal era lo que decía el Escribano, Central estaba vacío, no podía entrar plata de ningún lado. A Colón se fue Di Leo y Palma; a Los Andes Lanzidei, Hernán Díaz y Cuffaro Russo, a Platense se había ido Cornaglia y Balbi. Todos a préstamos y sin opción.

-¿Lo tomas cómo un tricampeonato?

-Fue un tricampeonato. A mí me pasó todo rápido. Hoy a los chicos, como les dicen a los más jóvenes de Central, pero cuando te ponés la camiseta de Central ya no sos un chico, tenés el peso de la historia encima y es ‘la gloria del ocaso’. Eso lo tomamos siempre y nos enseñaron eso, cuando en inferiores, los técnicos nos enseñaron a salir campeón. Eso es un déficit que se tiene que mejorar en la institución. Nos enseñaron a salir campeón. Todas las divisiones y todos los años tenemos que salir campeón. Era una competencia terrible contra Newell’s, como siempre.

-¿Qué edad tenías para ese entonces?

-Yo debuto en el ’82 a los 19 años. Con 19 años estuve bajo bandera en la Guerra de Malvinas, no combatí pero fui movilizado a Comodoro Rivadavia. Cuando regresé, directamente en tres meses debute y jugué en Primera. Fue un quiebre muy grande para mí. De venir de un lugar tan pesado y que no esperaba, ni me imaginaba, ni sabía dónde quedaban las Islas Malvinas.

-¿Cómo repasas toda tu historia en Central, te vas conforme, te hubiera gustado seguir un poquito más?

-No, ya está. Yo dije siempre que lo que me pasó a mí, irme al descenso con 21 años, en el ’84; con 22 años logré el ascenso en el trascurso de 9 meses saliendo campeón en noviembre del ’85; en junio del ’86 ganar el título de la Liguilla con Boca y al año ganar el título de Primera División con Rosario Central, es una explosión en tu vida que no se puede entender. Y más que satisfecho, porque al correr los años, vos mirás para atrás y decís, que importante lo que hemos logrado. Ahora se dan cuenta que no es fácil salir campeón con la camiseta de Central. Que digan que es un proceso… Central tiene que salir campeón. Que por ahí digan que estamos siendo protagonistas, llegamos a las finales, eso no alcanza. Hay que salir campeón. Ser campeón del fútbol argentino te trae prestigio. Y se es reconocido en el mundo, porque si no nosotros no hubiéramos podido ir a jugar y ganarle al campeón de Italia, que era el Napoli de Maradona. También fuimos a jugar la Copa de Campeones (EEUU ‘87), ahí le ganamos a la Roma de Italia, que jugaba Bruno Conti, Boniek, tipos reconocidos mundialmente. Le ganamos al Vasco Da Gama de Roberto Dinamita y Romario… O sea, eso es lo que te da prestigio internacionalmente. Somos muy reconocidos los campeones argentinos, y eso es lo que tendría que volver a Rosario Central.

-¿Qué hace Claudio Scalise hoy en día?

-Hoy estoy tranquilo, estoy bien, siempre con centro de copiados. Gracias a Dios vivo tranquilo, no me sobra ni me falta nada. Y con la Sub-Comisión de Ex Jugadores, que nos reunimos siempre, tratando de colaborar en algún evento con los muchachos para mejorarle la calidad de vida de algún chico que necesite para poder viajar para poder hacerse un tratamiento de células madres o conseguirle una silla de ruedas que sale mucho dinero. También estamos muy unidos y preocupados por el pasar de algunos compañeros para que le puedan dar por lo menos una cobertura social. Creo que el jugador que se puso la camiseta y dio todo por la institución, debe tener aunque sea un reconocimiento, pero no de dinero, sino aunque sea pueda transitar sus últimos años con una salud noble, y no estar pidiendo que se atienda por favor en algún hospital público.

-¿Sos de ir a la cancha?

-Sí, soy de ir, más que nada son mis hijos, porque yo me pongo muy nervioso en los partidos. Es algo que ya sé, siempre me pasó. Una cosa es estar dentro de la cancha y otra cosa afuera.

-Adentro podés cambiar algo y afuera no…

-No, afuera ya no podés hacer nada. Es muy difícil. Por eso no entiendo a todos los técnicos.

-Dijiste que tus hijos son de ir a la cancha, ¿quisieron ser futbolistas?

-Sí, ellos van solos, son fanáticos, jugaron en divisiones inferiores, ahora trabajan bien, tienen su trabajo cada uno, tienen sus hijos, son honestos, pibes que nacieron con la cuna de Central. A mí hijo más grande lo saqué al campo de juego cuando salimos campeones y tienen su historia muy ligada a la institución. Cómo yo siempre digo, nosotros nunca nos fuimos de Central, estamos permanentemente dentro.

-Políticamente, ¿los han llamado?

-No estamos mucho en contacto. Cuando tenemos estos problemas, tratamos de hablarlo con algún referente, sea Vicepresidente, o algún cargo importante, para que nos puedan atender aunque sea.

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